Una vez en el lugar, armamos equipos y líneas al agua. Luego de unos minutos ya tuvimos los primeros piques pero de tamaños juveniles, de a poco fueron apareciendo los medianos hasta que de pronto explotó la línea de Mario, pide copo a gritos, y para sorpresa de todos y dedicado a la nieta, había clavado un Gran Berisso muy gordo, superando ampliamente el kilo de peso (1.350 kg).
Cerca del mediodía Ramón ya no pescaba afectado por la marejada, y alrededor de las 13:30 hs sus compañeros decidieron dar por finalizada la salida y volver a puerto para que su amigo se recupere.
La verdad para el tiempo que estuvimos y la cantidad de cañas activas, pudimos clavar 40 pejes de tamaños variados con la sorpresa del día como premio mayor y anécdota para contarle en unos años a la nieta Maite.